Estoy gorda

Estoy gorda.

No quepo en los asientos del tranvía ni del avión. De hecho, se me han sentado encima varias veces. En las cartucheras. Y duele, no solo en lo físico sino en lo mental.

Por la calle, la gente me mira, asombrada de que salga a la luz exterior con todo mi esplendor. Pero debo y quiero salir, así que tendrá que aguantarse.

Me resulta difícil encontrar ropa de mi talla y mis hechuras. Son pocas las tiendas a las que acudir, y en algunas hay que hacer un pedido, previo pago, para poder probarme.

Ya me voy cosiendo mis propios accesorios, y estoy haciéndome un abrigo/bata. Lo siguiente serán un vestido y unos pantalones.

Me cuesta levantarme de las sillas, caminar, subir y bajar escaleras. Cantar. Vivir.

No he elegido esta situación, ni me he «dejado ir», ni como demasiado.

Se trata de un efecto de mi fibromialgia.

Verás, afrontar cualquier pequeña actividad de la vida cotidiana resulta un reto cuando sufres dolor crónico. Diario, eterno, sin descanso. Están los demás síntomas, más de 60, que no necesitas saber hoy.

Moverme para hacer ejercicio es como pedirte a ti que después de bailar todos los carnavales, el de noche, el de día y el de piñata, te digan que tienes que correr una maratón. ¿Lo has pillado?

Además, mi cerebro siempre me pide que descanse porque tiene miedo al dolor incontrolable. El temido Brote. Porque tengo un síndrome de sensibilización del sistema nervioso central, y nunca se sabe cuando resulta demasiado la vida.

También tuvo que ver la pseudociencia. De vez en cuando caigo en las redes de algún «médico» que me dice que me va a curar, con sus medicinas naturales. Me suele ir mal, pero mal mal, pero una, que es ingenua y optimista por naturaleza, piensa que esta vez si, que esta vez es de verdad..

Sé que las pseudociencias son un fraude. Imagínate cuál es mi grado de dolor, que caigo hasta en lo que sé que está mal, con tal de tener algo de calidad de vida. Y fíjate que he dicho algo. Pero ojo, nunca más.

Esta última vez no fue solo lo natural, sino los fármacos prescritos con receta médica, todos ellos con tendencia a engordar.. y funcionó, vaya que si funcionó, engordé 10 kilos en 3 meses. Claro, el médico decía que es que yo no ponía de mi parte, que me tenía que mover. A ver, hay semanas que a menos que me cojas y me muevas como una marioneta no me puedo mover, te pongas como te pongas.

También influye la época vital. Chicas, no es ningún mito que a partir de una cierta edad hay muchísima probabilidad de engordar. No hay que tomarlo a broma. Cuesta tanto bajar de peso.. subí 10 kilos en 1 año por esta causa. Y van 20 Kg.

Ahora mi peso está estabilizado, porque camino más. Gracias al trabajo de mi nutricionista, de mi fisioterapeuta y de mi recuperador físico me puedo mover todavía. Espero que mis pasos me puedan volver a llevar adonde yo quiera, y poder contártelo. ¿Me acompañas?

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