Piensa que una persona con Fibromialgia es comparable a la Luna.
Cuando la ves delante de ti, llama tu atención porque brilla tanto que te deslumbra. Ese día ha podido salir de casa y está feliz de verte.
Pero no siempre está así. Ojalá!
Tiene fases, como la Luna, cada enfermo con sus períodos.
Hay días que brilla poco. Se esfuerza mucho y no lo logra.
Y hay días que no brilla, no la ves, pero sigue estando ahí.
Estará en casa recuperándose.
Y no olvides que la Luna tiene un lado oculto, que nunca apunta hacia la Tierra.
Para verla tienes que esforzarte y aventurarte en su espacio.
Sólo los valientes lo conocen.
Sólo los valientes seguirán en su vida.