Acabo de ver una chica joven por la calle, con su pantalón y blusa a juego. Iba monísima, con su talla 48 (así a ojo). Pero esta entrada no va solo de moda. Va del derecho a ir guapas si queremos, sin importar la talla que llevemos. Porque, queramos o no, muchas mujeres pasamos de la talla 42 y tenemos derecho a vestirnos.
Total, que hoy fui a ver ropitas de otoño, y para empezar no tenían de mi talla en casi ninguna prenda. Y eso que esta marca de ropa pret â porter presume de su colección malva. O era lila? No sé.. pero por lo visto es difícil de conseguir en tiendas físicas.
Con las 7 prendas que localizé fui al probador y la encargada me mandó al más grande. Bueno. Que sigo igual de alta que hace 20 años. En fin.
Amablemente me indicaron varias trabajadoras que existía una colección que mi iría bien, pero que no la tenían. Las dependientas me trataron genial, que conste. Mi queja, si acaso, va hacia la sociedad y las empresas que se empeñan en apartar las tallas más grandes de la «normalidad». Con lo normal que es salir vestido a la calle. Si no, igual hasta te detienen por escándalo público.